Con sus imágenes y también con sus palabras los libros nos abren las puertas de mundos distintos al nuestro. Conocemos a las personas que un día vivieron en la cueva de Altamira a través de las huellas que dejaron y se han conservado; lo que hoy llamamos restos arqueológicos son una pequeña parte del mundo construido en el pasado, y las pinturas y grabados de las cavernas que hoy nos sorprenden por su genialidad mantienen oculto su mensaje para nosotros. ¡Desde el inicio de nuestra historia usamos las imágenes para comunicarnos!
En el Museo de Altamira la exposición se convierte en un contexto de historia, con un discurso en el que las personas son protagonistas; ofrece una narración en la que las imágenes facilitan la comprensión, facilitan convertir la información en conocimiento. Conocer a los habitantes de la cueva de Altamira durante el Paleolítico, comprender la vida de los grupos de cazadores – recolectores, tan cercanos y tan lejanos a nosotros, requiere reconocernos en ellos, comprender sus necesidades, su forma de vida; implica imaginar su aspecto, conocer cómo vestían, cómo se alimentaban, en qué empleaban su tiempo, en qué paisaje se desenvolvían y qué era para ellos este arte. En la exposición el patrimonio arqueológico está exquisitamente expuesto en vitrinas, y, al mismo tiempo, es mostrado en manos de las personas que fabricaron y usaron esos objetos, relacionándolos más allá de las clasificaciones tipológicas, y presentados en el contexto en el que cumplieron la función para la que fueron pensados. La imagen y la palabra, la síntesis y la explicación, componen una narración, de varias lecturas, de forma armónica y complementaria.
Los libros también pueden evocar los tiempos de Altamira a través de sus imágenes. Hoy os proponemos algunas lecturas en este enlace con libros de Prehistoria para niños. Comprobaréis que en algunos casos aún perviven algunos retazos de los tópicos sobre “los hombres de las cavernas” o los “hombres primitivos”, sobre todo en la manera de imaginar nuestro aspecto en el inicio de nuestra Historia. Algunos ilustradores iluminan las escenas en las cavernas con lámparas de tuétano, como las encontradas en algunos yacimientos arqueológicos, y otros imaginan antorchas. Es muy tentador imaginar a los artistas pintando con pinceles, pero de lo que estamos seguros es de que pintaron con las manos y con aerógrafos, como el encontrado en la cueva de Altamira y que podéis ver en la exposición de su museo.
Los libros son objetos muy valiosos, son una creación humana para el entretenimiento y la difusión del conocimiento, con ellos nos recreamos y nos informamos. ¿Queréis recomendar algún libro de Prehistoria? Esperamos vuestras propuestas.